Les prometo que a veces siento que mi vida es una novela juvenil de John Green. Es horrible, sÁQUENME DE AQUÍ.
Estas últimas semanas me he sentido bien inquieta y frustrada, triste, muy nerviosa por un montón de cosas que no voa nombrar porque ya se podrán imaginar. He sobrepasado los días con todo el entusiasmo que puedo tener y con buenos pensamientos y buenas vibras y esas cosas que nunca pensé tener de sobra -y que resulta que no, no tengo de sobra-.
Lo que me mantiene con esperanza y vida es pensar que dentro de unos meses ya no estaré en el mismo lugar: Digo, a lo mejor seguiré sintiéndome un fracaso totalmente y estaré desinflada pero al menos no será donde mismo y creo que es un gran paso.
Y bueno, de unos años para acá cada vez que escucho Fifteen de Taylor Swift y llego al coro "'Cause when you're fifteen, somebody tells you they love you, you're gonna believe them" /Cuando tienes 15 años, alguien te dice que te ama, tú le vas a creer. Y yo pienso: "Y cuando tienes veintidós, veintitrés, veinticuatro" y hasta me da risa porque no puedo creer que me siga quedando esa canción.
Tal vez mi vida se siente como novela juvenil sacada de Watppad porque soy un personaje juvenil de una novela juvenil.
Pero bueno, la idea principal para escribir esta entrada sucedió el miércoles pasado. Fue bien extraño, en realidad, porque a pesar de todo había estado teniendo días agitados con respecto a mi vida personal. Me sentía sola, me estaba sintiendo bastante sola, incluso cuando estaba con mi familia y mis amigos. Más que de costumbre y ese miércoles fue como cubetazo de agua fría.
Un día antes, el martes, nos habían avisado que un profesor que nos había dado clases durante dos o tres años había fallecido y que se haría una misa el miércoles en su honor. Yo llegué puntual, y sí, con varias copas de vino encima porque horas antes había salido a comer con mi amiguita Fany.
No pasó nada inusual. Yo estaba muy concentrada en no romperme en llanto, porque la verdad es que fue un maestro que siempre había sido muy amable conmigo y muy comprensivo y paciente y pues no hay muchos de ésos, siendo honesta. Estaba muy triste, ni siquiera estaba consciente de los demás ni por buscar a mis compañeros de la generación ni nada. Pero de repente sentí que algo me miraba. Era alguien.
No me estaba sonriendo, de hecho parecía más bien entre triste y sorprendido. Yo no le sonreí ni lo saludé ni nada, sólo le regresé la mirada.
Era esta persona de mi pasado, de quién escribí MUCHO cuando recién inicié mi blog, por allá del 2014 o algo así. Alguien que en su momento significó mucho pero también me confundió bastante porque yo estaba segura que no teníamos "algo" pero algo había porque tenía esta manía de acercarse mucho a mí cuando me hablaba, se acercaba bien mucho, bastante, como si no tuviera percepción del espacio ajeno y para todo me tocaba. Para toDO me ponía las manos encima y en general era una relación extraña con él porque éramos como amigos pero no tan amigos pero ñññ...
Y no sólo era eso: Lo que yo sentía también jugaba un gran papel, porque cuando me tocaba era como BIEN RARO.
Saben que a mí no me gusta que me toquen pero cuando él lo hacía sentía como extraño, como electricidad que me traía a la vida. Insisto, bien raro. Pero no era alguien que me causara mucho interés porque lo poco que le conocía era homofóbico y además leía escritores culeros y pues para qué. Yo estaba más enfrascada en escribir buenas novelas que en tener noviecito.
No esperaba encontrármelo ahí, a varios metros de mí. No esperaba que se hubiera dado cuenta de mi presencia.
Rompimos contacto visual y seguimos en la misa. Para cuando terminó, la mayoría de los asistentes nos dirigimos hacia el primer piso de la iglesia porque iban a dejar sus cenizas. Se llenó todo el lugar, y yo me quedé en una orillita, y cuando le ofrecieron una ronda de aplausos, PUM! ME QUEBRÉ en lagrimones del tamaño de una pelota de tenis.
Así que ahí me tenían ahí, a una Charlie Marian borrachita y llorando, temblando, abrazándose a sí misma para no caerse en tristeza pura. No sé en qué momento la gente empezó a salir pero yo no me quería mover y entonces él se acercó.
Me miró con sus grandes ojos brillantes y estiró sus brazos para abrazarme. Me levanté sobre las puntas de mis pies -odio ser tan baja- y le regresé el abrazo. Me apretó fuerte y sentí cómo las rodillas me temblaban.
Nos separamos y sonrió.
-¿Cómo estás, Mariana?-
La charla que sostuvimos fue mínima. Hablamos de cómo estábamos, muy brevemente, y me preguntó que con quién había ido. Al final me dijo lo siguiente:
-Me dio mucho gusto verte, Mariana. Ahorita te veo en la salida-
El flujo de salida se estaba entorpeciendo, y donde estábamos parados era la principal salida. Él salió y yo me quedé ahí, limpiándome las lágrimas, pensando que seguro me veía bien fatal con el maquillaje corrido y despeinada y en general desordenada, como mis sentimientos, ya saben.
Mi hermana se acercó a preguntarme que qué me había dicho y yo le dije que nada relevante. Cuando salimos de la iglesia, lo vi ahí, en medio de un grupito de personas. Estaba con otros compañeros y compañeras, entre ellas su ex novia.
¿QUÉ IBA A HACER, ACERCARME? Omg, yo ni les hablaba a esas personas, ni antes ni ahora.
Me quedé unos segundos al pie, antes de bajar todos los escalones de la iglesia, mirando sin ver. Y cuando empecé a descender, él me miró y yo también a él. No sonreímos hasta que se dio cuenta de que no caminaría hacia él, sino que yo ya me iba. Me sonrió y se despidió de mí haciendo un gesto con la mano, y yo hice lo mismo.
Relato todo esto porque de regreso a casa, cuando checaba mis inexistentes mensajes, pensé que a veces las cosas "pequeñas" no parecen amor y las cosas grandes lo pueden parecer.
Es bien fácil confundirlo.
¿Pero qué es el amor a final de cuentas? ¿Son los actos, las intenciones, los pensamientos o lo que la otra persona se calla?
¿Es el mimors diciéndome que se quedará conmigo toda la vida? ¿Es Karli escribiéndome una carta por mi cumpleaños? ¿Es acompañar a mi amigo a su casa porque está súper borracho? ¿Es etiquetar en memes a Fany? ¿Es contestar mensajes que no quiero responder porque no puedo lidiar ya con los problemas ajenos? ¿Es procurar a los demás y también dejarlos en paz?
¿Es dar espacio aunque eso me ponga un ~poquitito triste~? ¿Es recordar lo que ya no está ahí, mantener vivo sus recuerdos? ¿Es aferrarme, es dejar ir, es resignarme o es insistir?
Yo creo que al final, lo que sea que hagamos por el bienestar ajeno -o sea realmente el bienestar- se puede traducir a amor.
Escuchar a las personas, incluso en el silencio, y ofrecer lo mejor que podamos tener.
El amor que no es amor que se quede en las canciones tristes de Taylor Swift, apoko no, raza???
No hay comentarios.:
Publicar un comentario