Recuerdo que cuando tenía nueve o diez años, en plena plática con mis amigas de la primaria, me preguntaron que cómo sería mi "hombre ideal".
Yo estaba súper en el clóset y todo eso y aún así por más que intenté visualizar una figura masculina no me llegó nada a la mente. Eso sí: enlisté cada una de las cualidades y/o defectos que me gustaría que tuviera.
NÚMERO 1, que fuera escritorx. ESENCIAL. Porque yo pensaba que sólo alguien en mi mismo oficio podría sentir lo que yo siento y podría ver las cosas como yo las veo y dejar de sentirme sola con alguien es lo principal, así que eso iba de cajón.
Número 2 y 3, que le gustaran los animales y que no fuera posesivx. Si tuviera que hablar de defectos, podría tener cualquiera -incluso el de la inseguridad emocional- siempre y cuando fuera honestx. O sea, por default, mentirosxs están cancelados.
Una lista muy pobre, escueta y súper idealista, ya lo sé. Conforme fui creciendo y madurando, esa lista se modificó: Siguió sin género y sin apariencia, seguía con el amor hacia los animales pero los demás detalles cambiaron: Ya no importaba si era escritorx, ni si era posesivx o egocéntricx. Ya no importaba por quién votaba o qué comida era su favorita. No me importaba si tomaba o se drogaba o cuál era la relación con su familia.
La lista varió pero luego de estos últimos años me di cuenta de algo: Lo que yo buscaba en los demás era lo mismo que yo poseía -o eso quería pensar-
¿Alguna vez encontraría a alguien igual a mí?
Si han seguido mi blog desde que lo inicié (o no y se unieron después) sabrán que ha sido una montaña rusa todo este asunto.
He luchado contra mis propios prejuicios, me he enamorado y me han roto el corazón y entre todo el desastre la he pasado genial y la he pasado fatal y hay días en que pienso que me voy a morir siendo esclava de mis emociones.
Saben por lo que he pasado, saben lo que he pensado y he sentido y a quién he conocido.
Todo cambia, nada se queda igual.
Por eso, a veces cuando me encuentro con la sangre inundada en alcohol y estoy sola o en un lugar donde evidentemente no pertenezco, no puedo evitar sentirlo conmigo. Que él está ahí, conmigo, en el aire, en la música, en la vibración de la tierra, ahí, dentro de mí, en mis latidos y mis pensamientos, corriendo por mi sangre.
Cierro los ojos y él me llena y al día siguiente o las horas posteriores, no importa lo que esté haciendo, a veces me espanto porque pienso ME HIZO UN AMARRE, NO HAY OTRA MANERA DE EXPLICARLO.
No tengo manera de explicarlo.
¿Quizás porque no hay manera?
Ya lo he intentado entender, le doy vueltas a las cosas y he escrito bastante sobre el tema. Sobre lo diferentes que somos y que aún así somos muy parecidos y sobre todo. Sobre lo bueno y lo malo. Más lo malo que lo bueno.
Pienso en las veces que hemos terminado y que las razones siempre han sido nosotros. Ni el tiempo ni alguien más ni la distancia ni el calentamiento global ni nada. Si lo hemos hecho es porque somos dramáticos, bien dramáticos, porque nos enfadamos o porque en nuestro aburrimiento necesitamos prenderle fuego a algún aspecto de nuestras vidas.
Y lo odio, de verdad, lo detesto mucho porque es como pelearme conmigo misma ;-; Y me siento bien ofendida y me siento tonta y me siento muy frustrada.
Sus ojos son como pozos y me da miedo asomarme demasiado tiempo en ellos porque sé que me voy a caer y me voy a dar en la *****.
Como escribí hace un año, haciéndoles ver lo demente que estoy, que estamos, sé que vamos a chocar y nos vamos a romper pero siempre valdrá la pena mientras esté él ahí conmigo dándome la mano durante la reconstrucción.
No hay otro hombre en el mundo con el que quisiera estar y eso, en este momento, es verdad. Toda la verdad con la que puedo hablar y amar y ser y existir, ya saben.
Sigo creyendo que me amarraron. (¡¿Cómo se amarra a una bruja?! me han preguntado mis amigues)
¿Me hizo un amarre él?
¿Es burla del destino?
¿Diosita me -nos- hizo un amarre?
Las cosas a veces se ponen difíciles y complicadas porque él es difícil y complicado y yo soy difícil y complicada. A veces me voy a dormir con la sensación de que ya se acabó, que vamos a terminar apenas el sol salga y nos ilumine, nos dé claridad para pensar y nos vamos a dar cuenta de que lo que estamos haciendo está súper de locos.
A veces me asusto yo con mis propios pensamientos sobre el tema y aunque el pánico es inevitable y me dan ganas de sentarme en la banqueta a llorar, la calma llega como una nube gris y fría, dulce.
Está todo bien.
Vamos a estar bien.
Por favor, nunca dejen que vuelva a tomar más de tres Fourlokos. Es más, más de dos representan la muerte.
Yo estaba súper en el clóset y todo eso y aún así por más que intenté visualizar una figura masculina no me llegó nada a la mente. Eso sí: enlisté cada una de las cualidades y/o defectos que me gustaría que tuviera.
NÚMERO 1, que fuera escritorx. ESENCIAL. Porque yo pensaba que sólo alguien en mi mismo oficio podría sentir lo que yo siento y podría ver las cosas como yo las veo y dejar de sentirme sola con alguien es lo principal, así que eso iba de cajón.
Número 2 y 3, que le gustaran los animales y que no fuera posesivx. Si tuviera que hablar de defectos, podría tener cualquiera -incluso el de la inseguridad emocional- siempre y cuando fuera honestx. O sea, por default, mentirosxs están cancelados.
Una lista muy pobre, escueta y súper idealista, ya lo sé. Conforme fui creciendo y madurando, esa lista se modificó: Siguió sin género y sin apariencia, seguía con el amor hacia los animales pero los demás detalles cambiaron: Ya no importaba si era escritorx, ni si era posesivx o egocéntricx. Ya no importaba por quién votaba o qué comida era su favorita. No me importaba si tomaba o se drogaba o cuál era la relación con su familia.
La lista varió pero luego de estos últimos años me di cuenta de algo: Lo que yo buscaba en los demás era lo mismo que yo poseía -o eso quería pensar-
¿Alguna vez encontraría a alguien igual a mí?
Si han seguido mi blog desde que lo inicié (o no y se unieron después) sabrán que ha sido una montaña rusa todo este asunto.
He luchado contra mis propios prejuicios, me he enamorado y me han roto el corazón y entre todo el desastre la he pasado genial y la he pasado fatal y hay días en que pienso que me voy a morir siendo esclava de mis emociones.
Saben por lo que he pasado, saben lo que he pensado y he sentido y a quién he conocido.
Todo cambia, nada se queda igual.
Por eso, a veces cuando me encuentro con la sangre inundada en alcohol y estoy sola o en un lugar donde evidentemente no pertenezco, no puedo evitar sentirlo conmigo. Que él está ahí, conmigo, en el aire, en la música, en la vibración de la tierra, ahí, dentro de mí, en mis latidos y mis pensamientos, corriendo por mi sangre.
Cierro los ojos y él me llena y al día siguiente o las horas posteriores, no importa lo que esté haciendo, a veces me espanto porque pienso ME HIZO UN AMARRE, NO HAY OTRA MANERA DE EXPLICARLO.
No tengo manera de explicarlo.
¿Quizás porque no hay manera?
Ya lo he intentado entender, le doy vueltas a las cosas y he escrito bastante sobre el tema. Sobre lo diferentes que somos y que aún así somos muy parecidos y sobre todo. Sobre lo bueno y lo malo. Más lo malo que lo bueno.
Pienso en las veces que hemos terminado y que las razones siempre han sido nosotros. Ni el tiempo ni alguien más ni la distancia ni el calentamiento global ni nada. Si lo hemos hecho es porque somos dramáticos, bien dramáticos, porque nos enfadamos o porque en nuestro aburrimiento necesitamos prenderle fuego a algún aspecto de nuestras vidas.
Y lo odio, de verdad, lo detesto mucho porque es como pelearme conmigo misma ;-; Y me siento bien ofendida y me siento tonta y me siento muy frustrada.
Sus ojos son como pozos y me da miedo asomarme demasiado tiempo en ellos porque sé que me voy a caer y me voy a dar en la *****.
Como escribí hace un año, haciéndoles ver lo demente que estoy, que estamos, sé que vamos a chocar y nos vamos a romper pero siempre valdrá la pena mientras esté él ahí conmigo dándome la mano durante la reconstrucción.
No hay otro hombre en el mundo con el que quisiera estar y eso, en este momento, es verdad. Toda la verdad con la que puedo hablar y amar y ser y existir, ya saben.
Sigo creyendo que me amarraron. (¡¿Cómo se amarra a una bruja?! me han preguntado mis amigues)
¿Me hizo un amarre él?
¿Es burla del destino?
¿Diosita me -nos- hizo un amarre?
Las cosas a veces se ponen difíciles y complicadas porque él es difícil y complicado y yo soy difícil y complicada. A veces me voy a dormir con la sensación de que ya se acabó, que vamos a terminar apenas el sol salga y nos ilumine, nos dé claridad para pensar y nos vamos a dar cuenta de que lo que estamos haciendo está súper de locos.
A veces me asusto yo con mis propios pensamientos sobre el tema y aunque el pánico es inevitable y me dan ganas de sentarme en la banqueta a llorar, la calma llega como una nube gris y fría, dulce.
Está todo bien.
Vamos a estar bien.
Por favor, nunca dejen que vuelva a tomar más de tres Fourlokos. Es más, más de dos representan la muerte.
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