domingo, 25 de agosto de 2019

Usar a las personas

Cuando estaba en la secundaria tuve la mala fortuna de toparme con una morra matona y abusiva. De zorra y gata no me bajaba, me empujaba contra las paredes y me metía el pie, me tiraba los libros y cada vez que cruzábamos miradas se encargaba de hacerme sentir minúscula y vulnerada. Ella era como dos cabezas más alta que yo y obviamente con varios kilos más que los míos y debido a eso no veía cómo podía combatirla sin resultar herida. El conocimiento de defensa personal -tae kwon do- en ese momento no me daba la seguridad de soltarle una patada sin terminar yo también fregada por lo mismo. No sabía qué hacer. No sabía por qué me odiaba, no sabía qué le había hecho para que me tratara tan mal.

Lo único que se me ocurrió hacer, como siempre hago cuando una dificultad se me presenta, fue ignorarlo. Ese fue el consejo que recibí de mis amigues y mis padres y demás adultos a mi alrededor. "Ignórala, porque tú eres mejor persona". "Ignórala, un día se cansará de que no le hagas caso y te dejará en paz". 
Y así fue.
La ignoré tanto como pude. 

La esquivaba en los pasillos y esperaba a que estuviéramos en pisos diferentes cuando usábamos las escaleras. Cuando me gritaba o intentaba ofenderme simplemente hacía como que no la escuchaba y cuando me tiraba los libros me limitaba simplemente a recogerlos. 

Así fue durante un tiempo, varios meses difíciles en donde yo intenté por todos los medios calmar la ira y el dolor que me causaba que esta fulana estuviera chingándome cada que pudiera.

Una noche de enero, cuando fuimos a la feria de León mis amigues y yo, ella también estaba presente. Íbamos caminando en bolita cuando de repente algo me impactó con mucha fuerza en la espalda y yo salí disparada hacia el suelo, varios metros más lejos de los demás. Alcancé a detener mi caída con las palmas de mis manos y mis rodillas se rasparon, abriéndome la piel. Me volteé a ver detrás de mí y la vi a ella, riéndose. Ella había corrido detrás de mí para empujarme con toda su fuerza.

De pronto el enojo me cegó por completo. Me levanté del suelo y apreté los puños y me acerqué en su dirección para PARTIRLE SU PATRIA ENTERA pero un amigo me jaló hacia un lado y me detuvo.

-¡¿Qué haces?!- me dijo, asustado.
-¡LE VOY A PARTIR LA MADRE!-


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No se la partí, no me dejaron mis amigues presentes. En su lugar, se les ocurrió investigar la causa de su odio porque hasta entonces vieron los destellos de su rencor hacia mí y nadie sabía por qué.
A los pocos días lo descubrieron y me lo hicieron saber:


Resulta que a esta niña le gustaba un niño -un compañero de nuestro salón- y aparentemente yo le gustaba a ese niño, así que esta niña, vamos a ponerle KARLA MARÍA, así que Karla María estaba segura de que yo estaba engatuzando a este niño, vamos a llamarle ARTURO. Karla María estaba súper segura de que yo estaba coqueteándole a Arturo cuando yo en mi pinche vida le había hablado a ese vato.

Neta que mis interacciones con él eran poquísimas, de hecho yo estaba bastante convencida de que le caía mal a Arturo y por eso lo evitaba. 

Pero no. Mis amigues descubrieron que yo le gustaba -y mucho- a Arturo y Karla María se sentía amenazada por mí.

Y, o sea,  W E Y.

Yo lo único que quería entonces -y quiero aún- era escribir una gran novela y salvar el gremio literario mexicano y luego morirme alv. La verdad es que no pensaba en novios ni en muchachos porque no tenía mucho de que había sufrido mi "primer amor" -luego les escribiré de ello, lo prometo- y mi primera ruptura y pues la neta no quería VOLVER A ENAMORARME, ESO ES PARA GENTE ABURRIDA Y ORDINARIA, así que me mantuve aparte y yo seguí con mis cosas de escritora incomprendida.



Pensé que no tenía sentido que Karla María me odiara por algo que ni siquiera yo había hecho y por algo que ella ni siquiera podía probar. Pero luego todo cayó por gravedad y tuvo sentido y entendí por qué pensaba que Arturo me odiaba: Ocultaba sus sentimientos tras la hostilidad.




La situación no mejoró en absoluto. Mis amigues ahora nomás se burlaban de aquella morra pero a mí me seguía fastidiando y seguía agrediéndome. Una noche, antes de quedarme dormida, decidí que si no podía evitar que esa morra me odiara y me hiciera la vida imposible en la secundaria, entonces DE VERDAD le iba a dar un motivo para que me odiara. Y así fue.

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Empecé a acercarme a Arturo en plan coqueto y tranquilo. Le hacía ojitos de gatito y le sonreía discretamente. Le daba los buenos días cada mañana que teníamos clase y me reía de sus chistes y cada vez que él decía algo estúpido yo le respondía con algo muy inteligente que lo dejaba tipo :o

Hasta que vi cómo reaccionó Arturo con mis intentos idiotas de seducirlo, pude entender la profundidad de sus sentimientos. Él encontró mi dirección de messenger en uno de esos chismógrafos y me empezó a escribir e intercambiamos números. Nuestra relación creció, pues.


Hice que se volviera loco con el único propósito de que ella se enojara muchísimo y explotara y así los demás pudieran verla como yo lo veía: Como un patético pedazo de estúpida. Y que me odiaba POR UN VATO, lo cuál siempre me había parecido súper ridículo. 





Las cosas salieron así como lo planeé. 

Arturo seguía ahí todo menso por mí, ayudándome y riéndose de mis comentarios mamones, invitándome a sus partidos de fútbol -ew- y esta morra seguía enojada PERO se calmó mucho. No dejó de mirarme con odio pero sí dejó de llamarme zorra y gata y dejó de empujarme y dejó de referirse a mí en lo absoluto.




Después todo se salió de control y se puso feo ggg. Como era normal, supongo. 


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¿Pude haber manejado mejor la situación? No lo sé. Yo era una morra de secundaria, introvertida y rara, cuya única motivación era y siempre ha sido escribir una gran novela.

¿Estoy consciente del daño que hice? En ese momento no lo estuve, el resentimiento me cegó por completo. Quería castigar a Karla María, quería hacerle daño, quería que sintiera lo que me había hecho y al final lo cumplí pero también lastimé a Arturo y me lastimé a mí misma. 



Tuve una crudota moral después. No podía ni siquiera mirarme al espejo sin sentir asco de lo que era yo, de quién me había convertido. Y me ha tomado muchísimo tiempo perdonarme por ello, porque sé que aunque estuve una posición horrible y era una niña, también estoy consciente de que lo calculé todo.




Todo se sintió muy bien después de que gané pero luego me di cuenta de que no valía la pena tres corazones rotos cuando simplemente pude haberme dirigido con la coordinadora, la madre superiora -porque para variar, era una secundaria católica af-, pude haberme dirigido con alguien que me pudiera ayudar. 

Vamos, pude haberlo hecho mejor, pero mis deseos de cobrármelas me ganaron.




Luego de eso comencé a ver las cosas de forma muy diferente. Pensaba continuamente si alguna vez alguien me haría lo mismo, me usaría como arma para joder a alguien más y lo que yo sentiría de tener que vivir un amor inventado producto de una vendetta. ¿Qué haría yo? ¿Cuándo sería mi turno? ¿Cómo el karma me la cobraría?


Bueno, la neta sí me pasaron cosas medio pinches después pero creo que la adolescencia está llena de cosas pinches así quién sabe si fue karma o destino o así es la vida de pinche. Equis.




Mi punto es que crecí de ello. 



Arturo y yo "terminamos" y después él y Karla María empezaron a andar o no c, algo así me enteré tiempo después. Yo seguí haciendo mis desmadres literarios en otros lados y pasando VERGÜENZA porque así es mi modus operandi de vivir. 

Ahora sé que ellos terminaron al poco tiempo de empezar y por lo que tengo entendido, ahora ella está estudiando una licenciatura y me parece tiene una bendición. Arturo, estoy segura que sí me odia porque cuando estaba en la prepa le mandé solicitud de facebook -nos habíamos borrado luego de terminar- y no me aceptó y hasta la fecha no me ha aceptado JAJAJAJA.

Y yo a los 17 años salí del clóset, wuuuuu.



A veces me pregunto si la Karla María y yo hubiéramos podido arreglar esa tensión entre las dos con un fajesote pero ella prefirió odiarme por un vato al que yo ni pelaba. Neta qué p2.





Me hice más cuidadosa con las personas y a partir de ello también empecé a ser honesta y exigir honestidad. 

Quién eres tú, qué quieres de mí.

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He basado todas mis relaciones -de amistad y de pareja y de trabajo- en eso: La honestidad. En que me digan cuáles son sus intenciones conmigo.

Y LES PROMETO que no tengo ningún tipo de problema con que me digan que quieren coger conmigo o que quieren que sea su novia o que me quieren ASESINAR para quedarse con mi ñovix y con mi colección de revistas de algarabía de ediciones especiales. 
Les prometo que no tengo problema con que me digan algo así. De hecho, lo prefiero, así puedo saber cómo proceder y aunque estoy segura que a todos los voy a mandar alv, al menos no pierden su tiempo jugándole al bergas, disfrazándose de mis amistades/parejas/x, porque igual al final no van a conseguir nada de mí y sólo me harán enojar y tendré que tomar cartas en el asunto.




Eso fue lo único que aprendí de ello, a propósito: A manejarnos con honestidad frente a otros, no hay política más importante para mí que ésa.


¿El perdón es redención y la venganza no es buena, mata el alma y la envenena? Nah, eso es para santos y yo soy una pecadora.


Creo que lo único diferente es que ahora estoy más comprometida a erradicar la violencia hacia las mujeres así que me rehusaré a enemistarme con otras mujeres. Y tengo cuidado de no romperle el corazón a alguien en medio, más que a mi propio sujeto de venganza.


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Moraleja de la historia:

Sean honestxs con sus intenciones siempre
No usen a las personas para llegar a sus propósitos diabólicos
Y no me hagan emputar -¿o sí? ¿o nah? igual casi siempre estoy enojada con el mundo jaja-




A PROPÓSITO y ya con el permiso debidamente otorgado, esto también me recuerda mucho a la historia de cómo Dianita y yo nos hicimos amigas:

Fue casi bajo la misma premisa.


Dianita es amiga de mi querido Carlos, pero yo a ella no la conocía, yo con quién hablaba y echaba cotorreo era con Carlos. Dianita leía nuestras interacciones y no sabía quién era yo y se ponía celosa así que decidió investigarme y seguirme por twitter para ver de qué iba todo. Al final resultó que le caí bien a Dianita y ella a mí y nos hicimos AMIWAS 4EVER y yasss, TRIUNFÓ EL AMORS <3

Ahora Dianita, mi querido Carlos y yo somos amiwes 4ever y la verdad es que me siento bien afortunada de tenerles en mi vida.

Mi punto aquí es que Dianita pudo haberme odiado o pudo haber intentado hacerme daño para que dejara en paz a su amigo, por quién su corazón siente cosas muy fuertes e incondicionales, pero no. Prefirió conocerme y darme ese voto de confianza.

Y SE IMAGINAN CÓMO SERÍA EL MUNDO SI LAS MORRAS NOS DIÉRAMOS ESE VOTO DE CONFIANZA, EN VEZ DE ODIARNOS PORQUE SÍ, Y NOS CONOCIÉRAMOS. Otra cosa sería.


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