Voy a empezar esto escribiendo de manera muy explícita que si bien, antes no me daba miedo encuerar mi alma en éste y mis previos blogs, ahora sí. Porque cuando inicié este blog no tenía ningún fin más que el de desahogarme y dejar a la posteridad mis pensamientos y yap. No buscaba crearme un público, ni siquiera pensaba en que alguien me tomaría en serio. De hecho, de haber sabido toda la sarta de tonterías que ocurrió después tendría más cuidado con lo que revelo aquí.
Quizás por eso ahora me contengo más y he dejado de hablar de mis sentimientos tan abiertamente. AHORA me consta que hay gente que me sigue desde las sombras, que lee este blog y se atraviesa en mis relaciones personales, ahora sé que hay gente que me lee que NO quiere verme feliz.
Y como ya he dicho muchas veces, sí creo que la gente puede arruinar cosas de sólo desearlo. Me ha pasado.
Pero al final he decidido que como ya éste será el último post del año, me animaré a seguir a mi corazón y mis ganas de escribir me conducirán, como siempre ha sido así.
No me gusta hablar de él con otras personas. No me gusta porque 1.- NO ES ASUNTO DE NADIE y 2.-Es tener que dar MUUCHAS explicaciones que ni yo misma entiendo.
Ayer fui a la casa de una de mis amigas para tomar café y chismorrear como las señoras que ya somos y en medio de la plática salió su nombre.
Vi que el gesto de mi amiga se transformó: De estarnos riendo y hablando de lo decepcionantes que son los hombres, su gesto se volvió inseguro y curioso. Sus ojos brillaron con sed de intriga.
¿Cómo es posible, Mariana? me preguntó. No lo hizo con un tono grosero ni morboso ni nada. De verdad se lo estaba cuestionando, tenía ganas de saber, de entender.
La miré a la cara unos segundos y luego miré hacia mi taza de café y miré hacia la mesa y hacia el suelo y luego hacia las paredes, hacia su árbol de navidad y hacia todos lados.
"¿Cómo es posible, Mariana?"
Pues no sé. La verdad hace tanto tiempo que dejé de cuestionarme las cosas, dejé de cuestionarme la naturaleza de mi relación con él y dejé de cuestionarme mis sentimientos por él porque llegué a la conclusión que nada de eso tiene respuesta.
Porque mi amor por él no es una pregunta.
Me encogí de hombros y le dije la verdad:
No sé. No sé cómo es posible esto, no sé cómo ha pasado tanto tiempo y yo sigo sintiéndome igual, quizás siento más.
No sé cómo hemos funcionado, no sé por qué seguimos juntos, no sé NADA.
Tiempo atrás todos esos espacios vacíos y preguntas -lógicas- me causaban mucha angustia y hacérselas a él, obligarlo a encontrar una respuesta que me satisficiera a mí nos causó mucho dolor. No me había dado cuenta que todas esas cuestiones no eran por mis dudas sobre él o sobre esto, era porque estaba tan acostumbrada al ruido de los demás, que cuando estuve con él y sólo había silencio, me puso muy nerviosa.
Los espacios de la demás gente de mi pasado los llenaba con música, con canciones de mi elección, así podía ~modular~ mis sentimientos y podía conducirme mejor. Llegó a un punto en que era automático el adjudicarle una canción a alguien, todavía lo puedo hacer excepto con él. Con él es silencio.
El espacio justo para el silencio, la paz, la calidez Y EL REBOTE CONTINUO DE MIS PENSAMIENTOS, que acostumbrados a hacerme daño, no pierden su dirección de abrir fisuras en mi corazón y mi razón y mi alma.
Me costó trabajo acostumbrarme a eso. Me costó entender muchas cosas y me costó aun más darme cuenta que las cosas no tienen que hacer sentido y que mientras menos sentido hagan, más espacio tengo para sentir y vivir.
Me dio ese espacio para vivir mis sentimientos por él pero yo estaba más preocupada por darle un nombre para ~saber~, como si saber que estaba/estoy enamorada de él cambiara algo, como si hubiera poder en saber de qué lado estoy sosteniendo el sartén -chiste pansexual ggg-
Y bueno, técnicamente sí hay poder en el conocimiento, pero también hay sufrimiento. ¿De qué me servía a mí ponerme a escavar, buscando lógica, razones, ideas, nombres, prefijos y sufijos, para algo que nunca ha tenido nada de eso?
Estoy súper obsesionada con encontrarle sentido a las cosas, a la vida, a las personas y como él no es así, cómo me frustraba. Me trababa cual computadora con Microsoft XP al que le acaban de instalar el internet inalámbrico de Telmex.
Las peleas y la confianza, nuestras separaciones y las caricias, las lágrimas y la sangre taladrando mis venas cada vez que se me ha acercado, las personas que se han querido meter entre nosotros y el calor, su voz en mi oído diciéndome que me ama y mi voz por teléfono diciéndole que se vaya al carajo.
El tiempo y nuestros sentimientos y la vida y la muerte también. El anochecer y la primavera. La lluvia que me cala hasta los huesos cuando estamos mal y la angustia que le encoge el corazón cuando me ve hacer chistes de mi suicidio. -no me voy a matar-
Las discusiones y los altibajos, el sin sentido y el silencio. Los días malos que se vuelven semanas malas y mis ganas de irme corriendo al rincón opuesto del mundo, abrir un agujero en la tierra y esconderme cien años.
Todo lo que hemos vivido juntos y separados me ha abierto la curiosidad, el verdadero interés y las ansias de entender qué está pasando.
Mi amiga decía "eso no es normal", tan asombrada con lo que yo le platicaba de mis sentimientos por él. Y yo le respondía:
-Yo sé que no es normal. Si fuera normal, estoy segura que en cualquier pelea ya nos hubiéramos mandado alv bien lejos y hubiéramos seguido con nuestras vidas, separados, cada quién en su lado del mundo y su lado de la historia. Pero no-
Y no, amigues.
No hemos querido vivir así a pesar de que las puertas para hacerlo, los caminos y las personas, han estado ahí siempre.
Siento que mientras más camino con él de la mano y veo las puertas, las ventanas y los senderos para separarnos y vivir algo "normal", más me aferro a su brazo.
No quiero vivir algo normal. No ahora que sé lo que es amar así.
Con todo el miedo que tengo de decir lo siguiente, estoy segura de algo: No hay vuelta atrás y no hay otra persona en el mundo con quién quisiera vivir esto.
Al final, las respuestas son para les preguntones y las razones y la lógica para les que las necesitan.
Yo ya no quiero explicaciones ni teorías ni nada. No quiero certezas ni creencias.
Quiero este amor con él, con todo lo que conlleva. Quiero esta vida con él, en donde coincidimos los dos muy jóvenes, en donde deseamos los dos seguirnos hasta el final de esta vida y en el inicio de la muerte y las siguientes experiencias también.
Quiero este amor y quiero este dolor y quiero esta emoción y quiero esta frustración y quiero este miedo y quiero esta confusión y quiero esta seguridad y quiero esta ilusión y quiero este enojo y quiero esta tristeza. Quiero los besos y las risas y las lágrimas y los ceños fruncidos también.
Quiero corretearnos hasta que se nos acabe el tiempo. Quiero quedarme en sus brazos todo el tiempo que él me quiera ahí.
No creo en el amor de la vida, ustedes y él lo saben, no creo en eso.
Pero quiero este amor para mi vida.
Aprovecho para agradecerles por acompañarme un año más con mi blog y en mi página de FB. Normalmente estaría súper intimidada de estar consciente que hay gente que me lee pero estoy más contenta que cohibida.
Espero que pasen un fin de año muy divertido, cuídense mucho y nos leemos en el 2020 con A VERY CHARLIE MARIAN: GATA PATAS ARRIBA.
Ya luego les contaré la historia del título :p